La secuencia

Muchos de los alumnos y alumnas que llegan al Curso de Guion Valencia para iniciarse en el campo de los textos para la imagen, suelen confundir la idea que desean desarrollar con el tema que quieren argumentar y exponer.  Este error es muy habitual respecto a los conceptos que se manejan en el entorno audiovisual (también ocurre cuando se pretende llevar a la escena).

La idea no es la historia que pretendemos desarrollar. Tampoco el tema es lo que sustenta la trama, ni la historia es la fuerza del argumento. Si hay algo a destacar es que todo relato es superior a la historia que se narra. No existe cine sin relato y..., esta regla es válida para la escena y otras artes. 

Todo relato, partiendo de una idea, se compone de una historia, un tema, un argumento, una trama y una subtrama. Estos elementos son indispensables para construir el relato que deseamos exponer. Aprender estos principios nos garantiza unos buenos pilares para construir y darle forma a nuestra historia.

La secuencia y sus indicaciones

Otro apartado que suele ser tema de debate es cómo debe presentarse de forma correcta la secuencia.

Bien..., en algunos manuales (a modo de ejemplo), suele indicarse de esta forma:

Secuencia 23.

Interior-Día-Comedor

En otros pone:

Secuencia 23. 

Interior - Comedor - Día

O también de la siguiente manera:

Secuencia 23.                                    Secuencia 23.

Ext/Jardín/Día                                    Ext-Día-Jardín

En nuestro Curso de Guion Valencia, preferimos un modelo clásico y legible utilizando la barra (/) separadora y sin abreviar las palabras. De esta forma ponemos primero si es un Interior o un Exterior, luego la ubicación del espacio de la secuencia, y después si es de Día, de Tarde o de Noche. 

Ejemplo:

Secuencia 23.

Exterior/Jardín/Día

La descripción de la secuencnia es muy importante, de ahí la necesidad de de indicar si la acción transcurre en un interior o en un exterior; el espacio donde transcurre y el momento temporal. Es decir, primero marcamos si ocurre dentro o fuera, luego el espacio donde se ubica la acción y finalmente el momento del día. De esta forma, cualquier lector  tendrá una perfecta idea sobre la secuencia que esta leyendo.

No se escribe para leer, se escribe para ver

Una de las primeras cosas sobre cómo se realiza la escritura de un guion de cine o de un libro para el cine (o el teatro, si es el caso), es que no vamos en busca de lectores como una novela, un ensayo o un poemario. Los textos cinematográficos, especialmente, no están destinados para las librerías (salvo secciones específicas). Dentro del mercado literario son pocos los libros que llegan al público generalista con textos escritos para el cine. Casi siempre suelen ser aficionados, investigadores, historiadores, intérpretes o especialistas quienes compran obras que contienen un texto para el cine u obras teatrales (Shakespeare o Lorca son una excepción). Es más, el 90% son ediciones algo retocadas para que su lectura sea más amena y fácil de seguir para evitar conceptos técnicos o farragosas descripciones.

Por lo tanto, a la hora de escribir para el cine o el teatro hay que pensar que el texto no va destinado a conquistar o seducir a los lectores como si de una novela se tratara.

Un texto para el cine o el teatro casi sienmpre se realiza en dos partes: primero se realiza el libro (guion litearario) o texto literario. Es decir, un texto que contempla algunas especificaciones técnicas mínimas (secuencias, peqeuñas descripciones, ambientaciones, cortes a planos...), donde prepondera toda la base argumental, diálogos, trama, subtramas..., de la obra y..., tras la aprobaciobn de este texto se realiza un segundo escrito llamado guion técnico, donde se especifíca la construcción del filme en sus vertientes más detalladas (elaboración de planos, decoración, música, iluminación, ambientación...). Esta segunda parte más técnica se realiza junto al director ya que será su mirada la que de sentido/corpus a lo que desea expresar. En muchas ocasiones, también suele participar el responsable de fotografía de la película. 

Es decir, escribimos un libro, un texto, destinado para un equipo de profesionales (actores, productores, arte, sonidistas...), que pondrán en imágenes (o sobre la escena), la historia y el argumento que hemos escritor y es ahí, precisamente, donde el texto sirve como guía y pauta para el resto de profesionales que intervienen.

¿Qué debemos evitar cuando escribimos un diálogo?

Inevitablemente cuando se escribe un diálogo, como ocurre con todos los aspectos relativos a la escritura de guiones, existen unos problemas clásicos que precisan ser identificados (detectados) y eliminados antes de que lleguen a la pantalla o la escena.

Veamos cuáles son los más importantes y a los que debemos prestar atención antes de caer en un error:

1. Personajes que proporcionan informacion voluntariamente y sin una razón aparente: este fallo mina la credibilidad global de la Trama. 

2. Exponer aquello que es obvio en una situación dramática: cuando se afirma lo obvio en una situación cómica, se traslada la respuesta esperada cuando se requiere lo inesperado. En esa situación entonces vale, pero..., si es dramática no.

3. La repetición innecesaria de la información: en algunas ocasiones puede ser necesario decir al público una cosa tres veces, en el curso de una narrativa, para cerciorarse de que la mayoría ha entendido correctamente una relación clave. estas repeticiones deben diseminarse de forma muy oportuna y solo son necesarias si dicha relación no ha sido revelada por medio de la acción en algún otro punto de la narrativa.

4. La construcción invertida: empezar la secuencia con un gran momento cargado de diálogo y fuerza y luego..., alcanzar un climax de menor intensidad y tensión.

5. Utilizar el nombre de los personajes en cada frase o varias veces: ese recurso solo se admite en las telenovelas latinoamericanas (suele ser una seña de identidad muy propia del lenguaje de aquellos países), en las que se dice "¡Francisco Carlos, nunca me haces caso!" o "Sabes muy bien Antonio Felipe que te amo". 

6. Subrayar palabras o frases para enfatizarlas: la intención, la fuerza de las palabras, debe ser aclarada desde el contexto que se desarrolla la acción. De lo contrario, supone un agravio para los actores, cuya capacidad para interpretar un diálogo es un valor fundamental para su traslación a la imagen. El actor o la actriz sabrá sacar brillo a la intención del diálogo. Es su trabajo. En ocasiones repetir malas palabras es un recurso fácil y poco interesante tanto en texto como en la interpretación. Si el texto forma parte de la identidad del personaje entonces sí son admitidas las palabrotas. 

7. Abusar de las instrucciones o indicaciones entre paréntesis: hay que ser muy precisos y acertados para proporcionar instruciones a los lectores del guion (y sobre todo a los actores), de cómo y de qué manera debe leerse una línea del diálogo, ya que eso debe deducirse con facilidad del texto. Se agradece la indicación entre paréntesis como ayuda, pero debe ser bien elegida y oportuna.

Estos puntos son básicos para eludir errores comunes a la hora de escribir y, por desgracia, suelen ser habituales en muchos filmes y guiones primerizos.